Llegamos al cartel que prohibe fijar carteles número 30 de la colección.
Lo encontré en Montilla, después de la presentación del libro de Nacho Montoto en "El coloquio de los perros".
Y es que en los pueblos se lo montan mejor. Fíjense lo integrado que está con el fondo, las transparencias que tiene la tipografía que hacen que este aviso pase desapercibido para los peatones, pero que se convierte en una verdadera prohibición para todo aquel que ose poner un cartel en la pared.
Incluso apunto las líneas rectas de las letras de palo seco, que están en perfecta armonía con los dibujos que imitan la piedra del soporte.
Todo un ejemplo de cómo se debe prohibir sin molestar al prójimo.
2 comentarios:
your blog is very good......
Que quieres? si es que somos de un rarito lo de pueblo...
jajajaja
Saludos!
(PD: Yo te tengo pillado, también!)
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