Fugaz
como el hilo de la cometa.
La ciudad es otra
cuando se nos concreta
a cada paso.
Toulose-Lautrec te dibujó
en un cartel del Mouline Rouge
y yo intenté atravesarlo
como Alicia el espejo.
Derramamos pactos
sin decir palabra.
Construimos pasados
que no respiraban.
Y me mostraste
tu laberinto vertical
pisando serpientes vocales,
tratando de diferenciar
entre mi “yo” pétreo
y tu “mi” de azules.
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