miércoles, marzo 25, 2009

El Cangrejo Pistolero en la cárcel de Córdoba

El viernes pasado cumplí la promesa que le hice a Alejandra Vanessa hace un par de semanas, después de un largo día de reunión, recitales y copas en Sevilla. Estuve recitando mis poemas en la cárcel de Córdoba, junto al gran Javier Gato, dentro del ciclo que realiza Cosmopoética en el centro penitenciario.

La verdad es que para mi fué un paseo, ya que como sabéis, me pasé tres años en la cárcel de Sevilla, en la conocida SEVILLA 2, dando clases de artes plásticas en el módulo 6 de preventivos.
En el aula encontré lo que me esperaba, presos -que no internos, como se empeñan en llamarlos para suavizar el asunto- con unas ganas enormes de conocer cosas nuevas. Y es que la privación de libertad es de las peores cosas que le pueden hacer a un ser humano. No es que lo diga por experiencia, aunque tengo que admitir que cada vez que salía del módulo 6, cada día, experiementaba una sensación extraña y placentera. Salir de la cárcel era para mi el mejor momento del día. Respiraba un aire más puro, mi cuerpo pesaba menor, no sé, incluso me ponía cintas de los Chichos en el coche y las cantaba a voz en grito.
Los presos absorven mucha energía. Claro, todos los días viendo las mismas caras, realizando las mismas rutinas, comiendo los mismos menús... Aunque tengo que admitir que después de saber el por qué estaban allí, no me daban ninguna pena, al contrario.

El caso es que estuvimos 2 horas que se me pasaron volando, recitando poemas y contándoles a la clase nuestras experiencias en los recitales, en el Festival de Peropoesía, y otras vivencias relacionadas con la poesía.

En la parte final del encuentro los invitamos a recitar, y la mayoría de ellos nos regalaron sus versos. Incluso alguno llegó a regalarmelo físicamente, en papel, claro.

Tengo que admitir que fué una experiencia guapa, y que después de salir del talego, nos pegamos una marcha por la nuit-cordobesa-cultureta-underground que pa nuestros cuerpos se nos queda.

pd: las imágenes son de dos poemas que me regalaron en la cárcel de córdoba.

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