Querido peatón de las tinieblas,
si crees que pretendo atropellarte
con mi ejército de barcos de tierra,
si crees que he borrado
todos los pasos de peatones
que adornaban tu espalda,
piensa un momento
en nuestro pacto.
Esta sangre que se escurre por el desagüe
no es la mía,
la novela que grita tus derrotas
no la he editado yo,
tu accidente de vida rota
no ha sido cosa de este tonto.
Peatón del cubo de ajos,
quiero evitar todo hielo entre nosotros.
No fui yo quien paró el péndulo.
No fui yo quien torció las llaves.
No fui yo quien quemó las naves.
No fui yo quien dejó de serlo.
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