jueves, noviembre 13, 2008

Ayer en Femigrama


Ayer asistí a la inauguración de FEMIGRAMA, poesía con voz de mujer, que organiza la red de Bibliotecas de Sevilla y que estará brindándonos recitales hasta el 21 de Noviembre.
Y es que Sevilla está que se sale, en lo que a eventos poéticos se refiere.
Los recitales Chilango-Andaluces, los actos que organizan los componentes de Baratillo Joven, el colectivo Apolo y Baco, La Palabra Itinerante, La Madeja y la Asociación de Poesía Escénica, es decir, Las Noches del Cangrejo y el Festival de Perfopoesía, son algunos de los colectivos que no paramos de ofrecer lo mejor de nosotros por y para fomentar la poesía y la diversidad en esta ciudad sin herencia.
Ayer tuve la oportunidad de conocer a tres poetas que admiro; Beatriz Ros, Sofía Castañon y Miriam Reyes.
A Miriam ya la había visto en varias ocasiones en otros recitales donde se agotaban sus libros al acabar su recital. Es muy personal encima del escenario, de recitación con sabor y ternura que pinchan. Ya digo que sigo sus pasos y rastreo sus libros. Los tengo todos (creo).
A Beatriz Ros y Sofía Castañon acababa de leerlas gracias a los libros que publicaron La Bella Varsovia y que tuve la suerte de conseguir en el II evento The Pata Negra. Ya dije en otros posts que su poesía me resultaba fresca y distinta, con energía y luz y verdad y juventud.
Después del recital nos tomamos algo en un bar y allí pudimos comprobar que el mundo de la poesía joven española está muy conectado. Ya sea por la red, por las comunicaciones estas tan modernas que nos ponen caras en pantallas que luego reconocemos en vivo, o por el interés que crece cada vez más en torno a la poesía.
El caso es que la Casa de las Sirenas estaba llena y que tuve que discutir con una señora que parecía estar chupando limones continuamente porque cada vez que me gustaba un poema y aplaudía como loco me mandaba callar. ¡Pero bueno, Señora! ¡Yo aplaudo si me de la gana! ¡Si me gusta lo que escucho!. Eso le dije, y siguió chupando limones y oliendo a mierda con su rostro de pasa y sus vísceras caducas. No quiero ni decir lo que opinaba (y decia) Javi Gato de todo esto.

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