Llegamos a BRAGA
La ciudad blanca del mercadillo.
En el mercado de Braga los conejos vivos creen que son los vendedores de hortalizas más famosos de Portugal. Lo que no saben es que un niño les ofrece una zanahoria-trampa. Si se la come, está vendido.
Las camisas a 3 €
5 tangas 6 €
1 gallo 5,50 €
lo más caro es el peaje.
Se lo cobran todo por ahí.
Te digo un Koan;
Una menor empuña un megáfono y grita los precios de la ropa encima de la mesa hecha de borriquetas y tablas de aglomerado. Miles de marcas registradas son copiadas y vendidas a ojos de los viandantes. Entonces, ¿qué carajo pinta la policía municipal hablando con el abuelo gitano en pleno meollo?
Se ha dado el caso;
Dos turistas estallan al ingerir demasiados pastelitos portugueses de yema de huevo.
Al comunicárselo a su familia ellos dice; - Se lo advertí.
La gente del lugar empieza a llevar esos zuecos de plástico con colores flúor que tanto daño han hecho a la epidermis inferior del ser humano. Las modas, a veces, son incorregibles.
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