Solo de mirarlo
lo sentía en la boca.
Conseguir la cucharilla
fue cuestión de tiempos,
amortajar escurridores.
Por fin se acercaba,
aroma hondo
destetando anocheceres.
Ardía,
mi lengua enrojeció
y supe que por fin había llegado.
Su sabor guerreó,
conquistador de páramos,
entre mi paladar y mi saliva.
Y fue solo un momento
el sentirlo en la boca,
apenas un instante su dulzura
a saberme me supo.
Podéis leer más poemas de Gloria de la torre en su blog
Verso soy y en verso te convertiré
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