En la calle Arfe de Sevilla, cerca del Arenal, encuentro este cartel pintado en negro sobre ladrillo visto. Está deteriorado por el tiempo pero todavía se puede leer claramente la sanción cuantificada que le caería a aquél que osara Fijar un Cartel por aquella zona.
500 pesetas de las antgüas.
Esto demuestra varias cosas;
1- Que los carteles que prohiben fijar carteles perduran en el tiempo.
2- Que son eficientes, ya que no había ni un sólo cartel por la zona.
3- Ya está, creo que no me dejo nada.
Esta cifra de dinero clásico me ha traído a la mente recuerdos que ya creía olvidados. Cuando, por ejemplo, iba a comprar chicles al kiosco del barrio, cuando me caí de la bici en el parque, cuando conseguía 20 duros para comprar el álbum de moda con las estampitas...
Y es que los carteles prohibitivos también pueden traer buenos recuerdos.
Otra cuestión es la modernidad del modelo en cuestión. Parece estar realizado con una plantilla. Esto permite la seriación de la obra, concepto que lanzó a la fama al artísta multidisciplinar Andy Warhol. Hoy día los grafiteros las usan para crean auténticas obras de arte urbano. Existe un libro en el cual te muestran la gran mayoría de plantillas impresas sobre las paredes de Berlín y adjunta un mapa de la ciudad para que puedas hacer la ruta.
La única pega que le pondría a esta imagen sería su error funcional. El color negro sobre el ladrillo marrón oscuro no se ve mucho, y también tengo que decir que estaba pintado demasiado alto, por encima de la altura de la cabeza de un adulto de un metro ochenta, más o menos. Así resulta complicado verlo.
Qué ganas tengo de encontrar más poemas visuales como éstos!
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